Al ver campos verdes,
inmensos, inmaculados...
moviéndose al compás del
viento caprichoso, cambiante,
mezquino.
Miedo, por parecerse al
verde de tus ojos,
enigmáticos, huidizos,
inquisitivos,...
Sobrecogedores.
Miedo.
Al contemplar el mar
azul, aterciopelado,
vasto, oceánico...
con el suave vaivén con el
que te mecen las olas...,
deslizándote a su perdición
húmeda...
a su vórtice abismal..
igual que el desaire que
muestran tus ojos índigos...
Miedo...
Bendito daltonismo...
Joder, Rocco, tenga piedad de nosotros a estas horas de la mañana, que todavía no he salido a almorzar. Coño.
ResponderEliminarEl Sr.Lampone ha vuelto!!!
ResponderEliminarcalma sr. Neri. Y disfrute del vaiven
ResponderEliminary del arrullo de las olas...
No las oye?
Sita Marian, buenos dias. Intuyo que fue bien ayer tarde, no?
Muy bien, pero aún queda la prueba de informática. Aquí estoy dando un repaso.
ResponderEliminarPerturbador, extraño, confuso, irracional, (no lo cojo) pero siempre sensual.
ResponderEliminarTal vez los ojos se le han vuelto azules por el reflejo del mar?
Acaso el viento puede llegar a ser mezquino?
Me deja usted fatal con sus relatos poéticos... pero me encantan!!! ja, ja, ja
animo Sita Marian.
ResponderEliminarsita Nagore, no se puede revelar todo...
Pues sin quererlo, me ha llevado de vuelta a Tarifa.
ResponderEliminarMiedo me da... usted a mí... je, je...
sita Nagore, entonces me doy por satisfecho...
ResponderEliminarY no tengaa miedo, mujer...
¡¡Bravo, ese es el Lampone!!
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