jueves, 3 de junio de 2010

SATURDAY NIGHT FEVER


El piso alquilado en el que vivo es muy bueno, la verdad. Es espacioso, luminoso, no muy viejo, y en una buena zona. No se puede pedir más... Bueno, esto sobre el papel. Siempre hay una cara-b.
En mi caso la cara-b se denomina bar de moda.

Cuando alquilé el piso debajo de mi casa, en el mismo edificio, al lado del portal, había un bareto cochambroso, que claramente tuvo sus días de gloria como bar temático, pero que ya apenas daba señales de vida: el mítico Tapón López, de ambiente mexicano. Debido a lo vacío que solía estar no presentaba ninguna incomodidad. Incluso quedaba peculiar como toque étnico a la calle. Abría a sus horas. Cerraba a sus horas. Albergaba amigos fieles a la causa junto con algún borracho ocasionalmente. Por no tener no tenía ni cocina. Era el típico sitio donde (no) tomar unas copas mexicanas junto con cerveza Modelo.

Pero en un giro dramático de los acontecimientos y sin anestesia, de repente un día en ese local entraron unos obrerucos con mazas y martillos, empezaron a destrozarlo todo (con lo pacífico que era el bareto), y en menos de un mes lo convirtieron en el sitio de moda de mi ciudad: diseño, diseño, y más diseño. Luces indirectas junto con lámparas araña colgando del techo. Plateados mate verticales y horizontales por todas partes. Suelo de gres negro en combinación con grises y rojos. Barra de diseño (cristales translúcidos de colores). Sillas estilo Luis XIV grises y negras. Música House, y niñas minifalda supersuperpihas entrando y saliendo constantemente, cortejadas por en consabido novio BMW.

A partir de entonces por las noches la calle se comienza a taponar ya que la peña aparca en triple fila en ambos sentidos.

La verdad es que el sitio está bien insonorizado. Ese no es el problema. El problema es el barullo que se monta los jueves, viernes, sábados y domingos en el portal, en la calle, con loros de auto a toda caña compitiendo por marcar territorio. Risas, gritos, chillidos, motos y coches acelerando y derrapando, etc., etc...

Siempre he pensado que esta es otra de las ventajas de estar de alquiler: si no me gusta me voy..., y desde luego que me lo estoy pensando.

Este hecho me hace retomar de nuevo el concepto de diversión de la gente que habita el nuevo local. Un concepto clásico, totalmente mercantilizado, donde lo lúdico y lo alcohólico sigue la estela de generaciones repitiendo el mismo ritual. Cuando uno está dentro no lo percibe. Cuando está fuera y lo sufre, se pregunta por ello.

Entiendo que la gente de abajo, asfixiada por no pagar la letra del BMW (casi ninguno llega a los 22 años y ahora prácticamente todos estos están en paro), con una nena mantenida a bolpe de billete de 100 euros, también tiene derecho a disfrutar de un poco de estilo y de ruido rítmico.

Los veo desde mi ventana evadiéndose, marcando llave y cartera, engalanados con la última camiseta D&G, luciendo pantalón a juego, y con una copa en la mano, al ritmo del último éxito descargado del Mule, que suena en un sistema de audio pensado más para un estadio de fútbol que para un coche de 4 m. de eslora. En cierta manera todo esto me recuerda a la historia Tony Manero, pero con mucha menos poesía y mucho más alcohol y tontería.

Al final pienso que tengo la suerte de tener palco de primera para ver la realidad evasiva de toda una casta social. Aunque espero que no por mucho tiempo.

5 comentarios:

marian dijo...

¿Ha pensado ud. hacerse con un traje de tuno y cantar desde el balcón guitarra en mano??? Le dura el local debajo de casa 4 días.

No vale a mitad de "clavelitos" pillar la otra guitarra y seguir con algo movido, clavelitos con cojones, compostelana de postre y si alguno se pone chulo se baja pandereta en mano y entre unas acrobacias tuneras le suelta a pleno pulmón lo de triste y sola que se queda Fonseca.

Anónimo dijo...

Ummmmmm, sr Boooz, muchos datos da del interior del local... ¿ud. ha entrado allí, pillín?

Por otro lado, su post deja claro que los años no pasan por ud.... se acumulan!!! Juventud, divino tesoro....

Pero el caso... si la táctica tunera no funciona, tras hablar pacíficamente con los mozuelos que circundan el local, siempre puede pillarse una recortada y en vez de un día de furia hacer una noche de furia... un par de tiros con los ojos inyectados en sangre y... mano de santo!!!

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El Subdirector del Banco Arús dijo...

A eso último yo me apunto: una sesión de tiro al gorrilla. En cuanto me arreglen la ametralladora (ya les vale a estos del taller con lo de pedir las piezas originales de la MG a Alemania) me pongo en contacto con usted y armamos una buena.

Maria dijo...

La historia me resulta familiar. En mi caso fue una "Saturday night brico fever": los vecinos de arriba montando la cocina a una hora indecente: alrededor de la 1 de la madrugada. Eso, acompañado de un montón de "weekday afternoon brico fever". Una pesadilla. Terminó con un mensaje que envié por medio de la portera: a la próxima, llamo a la policía.