Oriental, 34 años. Morena, delgada, atractiva y simpática. Heterosexual, afincada en Valencia. Aficionada a la naturaleza. Marchante de arte.
Se trasladó a Valencia para discutir con ella sobre varias obras de su propiedad, y sobre otras que pretendía comprar. Pasaron una tarde agradable, pero formal.
Se desplazaron a Oropesa para ultimar una operación de compra. Una vez decidida la compra, con la valiosa información que ella le proporcionó, la propuso ir a cenar.
Ella se negó. El insistió.
Se volvió a negar. Adujo costumbres.
- Nunca mezclo trabajo con ocio o placer.
- ¿Nunca sale con nadie que le pide consejo o solicita sus servicios profesionales?
- No. Son cosas totalmente distintas, y no quiero mezclarlas ni que tenga la posibilidad de relacionarse mi trabajo con mis aficiones.
- Al menos permita que la invite a una copa antes de llevarla de vuelta a Valencia.
- No es necesario que me lleve. Vendrán a buscarme.
- Y, ¿acepta esa copa en lo que espera que la recojan?
- No se rinde usted nunca, ¿verdad?
- Si merece la pena, no.
- Bien, vayamos al bar del Hotel Marina D´Or 5.
- Buena elección
Seguidamente ella sacó un teléfono móvil y pulsó un número de la agenda. Sólo dijo varias palabras, escuetas:
- Lenin. Marina 5. Media hora.
Conversaron durante la copa. Ella se mantenía distante, fría, pero sin dejar de ser educada y atenta. Aunque su conversación indicaba que seguía atentamente lo que intentaba mostrarle su cliente, su rostro y su expresión corporal indicaban ausencia, rechazo. No quería estar ahí.
Él intentó, de súbito, rozar su mano. La pilló desprevenida. Reaccionó como si hubiera metido la mano en un montón de ascuas ardiendo. En ese momento el camarero la indicó que la estaban esperando. Se levantó y, despidiéndose cortésmente, se alejó.
Pudo ver el vehículo en el cual partía hacia Valencia.
Intercambió unas palabras con el camarero. Tras varios asentimientos, deslizó un par de billetes de cincuenta euros bajo la mano de éste. Conversó un poco más con él y, al terminar, soltó otro billete, esta vez de doscientos euros. Salió, montó en su vehículo y tomó dirección Valencia. A los pocos kilómetros se colocó detrás del coche de la marchante. Se cercioró de que era el vehículo que buscaba, y aminoró la marcha, dejando tres coches de espacio entre el suyo y el de ella.
Tiempo después entraba en Valencia. Siguió al coche hasta que torció en la calle Balmes y ralentizó la marcha para comprobar el garaje al que accedía. Esperó, hasta comprobar que nada más entrar el coche en el garaje un chico de aspecto hispano salía de un café cercano y entraba en el portal. Se encendieron luces en el bajo y el primer piso, y pudo divisar a la chica por los amplios ventanales. Al parecer discutía con una o dos personas.
Arrancó el coche y salió a la autopista, de nuevo hacia Oropesa.
Llegó al hotel Marina 5 y caminó hasta la parte trasera. Esperó hasta que salió el camarero con quien había conversado antes. Éste parecía nervioso, pero a base de caricias y arrumacos se tranquilizó. Le pasó un brazo por la cintura, mientras tonteaba con él y caminaban hacia la esquina. El camarero sacó un sobre, que éste revisó y guardó en la chaqueta.
Al doblar la esquina, de un puñetazo el camarero se fue al suelo. Le puso un pañuelo en la boca, y cayó dormido al instante.
Poco después yacía en el maletero de un coche alquilado a su nombre, en dirección a Valencia.
Se trasladó a Valencia para discutir con ella sobre varias obras de su propiedad, y sobre otras que pretendía comprar. Pasaron una tarde agradable, pero formal.
Se desplazaron a Oropesa para ultimar una operación de compra. Una vez decidida la compra, con la valiosa información que ella le proporcionó, la propuso ir a cenar.
Ella se negó. El insistió.
Se volvió a negar. Adujo costumbres.
- Nunca mezclo trabajo con ocio o placer.
- ¿Nunca sale con nadie que le pide consejo o solicita sus servicios profesionales?
- No. Son cosas totalmente distintas, y no quiero mezclarlas ni que tenga la posibilidad de relacionarse mi trabajo con mis aficiones.
- Al menos permita que la invite a una copa antes de llevarla de vuelta a Valencia.
- No es necesario que me lleve. Vendrán a buscarme.
- Y, ¿acepta esa copa en lo que espera que la recojan?
- No se rinde usted nunca, ¿verdad?
- Si merece la pena, no.
- Bien, vayamos al bar del Hotel Marina D´Or 5.
- Buena elección
Seguidamente ella sacó un teléfono móvil y pulsó un número de la agenda. Sólo dijo varias palabras, escuetas:
- Lenin. Marina 5. Media hora.
Conversaron durante la copa. Ella se mantenía distante, fría, pero sin dejar de ser educada y atenta. Aunque su conversación indicaba que seguía atentamente lo que intentaba mostrarle su cliente, su rostro y su expresión corporal indicaban ausencia, rechazo. No quería estar ahí.
Él intentó, de súbito, rozar su mano. La pilló desprevenida. Reaccionó como si hubiera metido la mano en un montón de ascuas ardiendo. En ese momento el camarero la indicó que la estaban esperando. Se levantó y, despidiéndose cortésmente, se alejó.
Pudo ver el vehículo en el cual partía hacia Valencia.
Intercambió unas palabras con el camarero. Tras varios asentimientos, deslizó un par de billetes de cincuenta euros bajo la mano de éste. Conversó un poco más con él y, al terminar, soltó otro billete, esta vez de doscientos euros. Salió, montó en su vehículo y tomó dirección Valencia. A los pocos kilómetros se colocó detrás del coche de la marchante. Se cercioró de que era el vehículo que buscaba, y aminoró la marcha, dejando tres coches de espacio entre el suyo y el de ella.
Tiempo después entraba en Valencia. Siguió al coche hasta que torció en la calle Balmes y ralentizó la marcha para comprobar el garaje al que accedía. Esperó, hasta comprobar que nada más entrar el coche en el garaje un chico de aspecto hispano salía de un café cercano y entraba en el portal. Se encendieron luces en el bajo y el primer piso, y pudo divisar a la chica por los amplios ventanales. Al parecer discutía con una o dos personas.
Arrancó el coche y salió a la autopista, de nuevo hacia Oropesa.
Llegó al hotel Marina 5 y caminó hasta la parte trasera. Esperó hasta que salió el camarero con quien había conversado antes. Éste parecía nervioso, pero a base de caricias y arrumacos se tranquilizó. Le pasó un brazo por la cintura, mientras tonteaba con él y caminaban hacia la esquina. El camarero sacó un sobre, que éste revisó y guardó en la chaqueta.
Al doblar la esquina, de un puñetazo el camarero se fue al suelo. Le puso un pañuelo en la boca, y cayó dormido al instante.
Poco después yacía en el maletero de un coche alquilado a su nombre, en dirección a Valencia.
Pronto más información...
17 comentarios:
Uy! Voy a ponerme al día respecto a "La Lista", que me he quedado muy perturbada... polamordedios! quién le ha pasado el brazo por la cintura al camarero noqueado? Ay, qué sinvivir...
ayyy, sita Charo, que no se sabe la lección....
mire que pregunto luego, eh
y si no lo sabe, azotes...
¿Reparten azotes en este blog? Uy uy uy ....
Interesante, muy interesante.
Esto es un rompecabezas.... espero que pronto las piezas se vayan uniendo...
Alguien quiere azotes?
me ha parecido que alguna los necesitaba...
Hmmmmm soy mala, igual yo.
Yo los necesito... pero hay que ser muy valiente para enfrentarse a la menda... Aviso a navegantessss. Dicho queda!
No me dais ningun miedo...
que lo sepais...
Deberías.
Ni en sueños.
Cuidado conmigo hoy questoyquematoooooooo
mecagoooentooooooo
Menos lobos, caperucita Marian...
Tómese un vinito para relajar el ánimo, o para rejalgar la mente, qué se yo...
No me mientes los rejalgares... que hace mogollón que ni rejalgo ni ná... y se me ponen unos pelos de loca que pa qué...
Estimado Sr.Lampone:
Por la presente le comunico que:
-Tengo a los dos niños malos.
-Todo el salón lleno de juguetes.
-Me he torcido un tobillo al pisar un coche con sonidos insoportables.
-Uno de los mellis está agarrado a una puta guitarra y no deja de sonar.
-He ido al médico y mi "angelito" le ha dicho al buen doctor "no abro la boca,ya has acabado"
Y por si esto no fuese suficiente
-SE ME ESTROPEO LA MASA DE LA LECHE FRITA.
Nometoquenadiehoylosgüevoss
QUÉEEE?
SE HA ESTROPEADO LA LECHE FRITA??
NO ME JODAS!!!
La vida es injusta...
Así me gusta Rocco que te preocupes por mi situación ¡¡eso son amigos!!!
Como siga así la cosa... se va a preparar un "puertourraco".... Me voy p'al curro, que allí hay segurata...
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