jueves, 23 de septiembre de 2010
AUTUMN
Me encanta el otoño. Aunque en realidad lo que me encanta es que haya estaciones. Algunas las celebro más que otras. Por ejemplo, la mayoría de los veranos me dan pereza, pero luego, cuando me pongo el bañador y la camiseta, y me calzo unas chanclas para ir a la piscina con la toalla al hombro noto una sensación guay y me digo - ¡ah claro, es que estamos en verano!- y mola. y también mola cenar al aire libre y ver las estrellas hasta las mil de la noche, mola ir a la playa, y pasarte quince dias fuera de casa, y currar solo por las mañanas, y que no haya estrés en el curro porque todo el mundo está de vacaciones. Pero sobre todo lo que mola es deshacerse de la rutina que llega a esclavizar, que te hace un autómata y deshumaniza tu vida...
Paradógico. Porque es precisamente recuperar esa melodía una de las cosas que más me gustan del otoño. Y es que al final, acaba siendo agotador tener que estar todo el día reinventando la organización de una casa (sobre todo cuando la habitan varios indocumentados al cargo de uno...), y acumular ropa sucia de varios días, y no saber cual es tu casa; si la del Villavieja de Bracamonte donde vas los fines de semana, la de Torremolinos donde fuiste a principio de verano porque te la dejó tu tía, o la casita rural de Panceiro que alquilaste en agosto...
Me mola ponerme las zapatillas de paño, y saber que hoy toca esto, mañana lo otro y pasado lo de más allá. Y a eso yo le llamo melodía. Si suena bien puedes empezar a hacer variaciones. O detenerla un día y hacer algo completamente inesperado. Y eso está muy bien porque si no la hubiera; si cada día tuviera su propia melodía no habría manera de romper la rutina, que es lo que de verdad mola.
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10 comentarios:
Yo también soy un tío otoñal. La vena Romántica (Holderlin, Goethe, etc.) siempre ha formado parte de mi inventario sentimental. Me encantan las imágenes del Estado de Vermont, con sus tonos vertes, ocres y marrones, regados con una fina lluvia. Aquí diríamos Galicia, Asturas, Cantabria o el País Vasco.
Es buena época para pasear, con temperatura agradable, después de los calores estivales. El sol no pica, las nubes refrescan, y el aire está limpio.
Por cierto, donde esté Villavieja del Cerro, que se quite cualquier otra Villavieja.
El sentimiento es mutuo. Todo cansa, demasiado calor o demasiada lluvia o incluso el frio en febrero.
Y es divertido, pero mucho, saber romper esa rutina y disfrutar de cada momento haciendo cosas inesperadas como bien dice usted.
Yo soy feliz bajo el Faro de Trafalgar y lo soy de igual manera en la cima del Gorbea o en Calatañazor, sea invierno o verano. Disfruto del sol y el terral y más aún de un dia de tormenta.
Y ya estoy pensando en la Navidad que es para mí la época más bonita. La casa cambia de color, las calles... y hasta el "cortinglés". Me vuelvo loca comprando mantecados de colores de papel brillante que luego no como, las luces me hacen txiribitas, los anuncios de perfume, los villancicos andaluces, los puestitos de belenes, "La gran familia" y Chencho que se vuelve a perder cada año en mi televisor, la magia de la Nochebuena y hasta el mensaje del Rey.
FELIZ NAVIDAD!!!
P.D: Sr. Lamponeeeeee le toca...
¡Buenos comentarios! Tengo un amigo que se casó en octubre (yo en noviembre) y sin saberlo me regaló un fin de semana inolvidable en el parador de Pontevedra, la lluvia fina, la Toja, el granito húmedo las calles de piedra brillante...
Nagore: yo estoy deseando que lleguen a los mercados las verduras de temporada; y empezar a cocinar con puerros, las setas, el cardo, la lombarda... y que la casa se me llene de otoño, y ponerme la bata, volver a encender la calefacción. Y como no se puede estar en la calle hasta las mil, pues encerrarse en casa; a hacer chocolatadas, bizcochos, ver pelis buenas con los niños y leer, y leer, y leer...
Boletus y Galanpernas y Senderillas o Senderuelas y Níscalos y Amanitas de las güenas y Kantarelus.
Y a Alpandeire a recoger castañas, encender la "txapa" y pegarse un atracón viendo la tele.
El pucherito, el queso con miel y nueces y un caldito a la lumbre.
Ay que rico!
Que ya volverá la primera...
Me encanta el otoño, ni frío ni calor, un clima buenísimo.
Ahora empezamos con los cumples familiares en el merendero de mi cuñado, las sobremesas largas con un café y la charla.
Y dentro de nada uno de los placeres más grandes del mundo LAS CASTAÑAS ASADAS.
Ah y arrebujarse en el sofá con chandal y calcetines gorditos, la manta por la piernas y un libro.
Yo también soy otoñal, aunque más todavía septembrero (casi todo septiembre es verano). Me encanta la ropa de entretiempo.
Coincido completamente..yo necesito las estaciones aunque por mi pasaría del invierno a un verano de un mes para volver al otoño. La primavera me sobra completamente.
Me gusta el otoño, el frio, el viento, que llueva, los charcos, el cambio de hora, ponerme calcetines, los gorros, la manta en el sofá...la rutina...si..menos mal que se acabó el verano.
Cada estación tiene un encanto especial y lo mejor es el cambio... del otoño lo que más me gusta es salir a por castañas... rebuscando tras capas de hojas y regresar a casa con el preciado botín... para luego saborearlas asadas o cocidas...
Otro placer del otoño estar pegada al cristal de la ventana viendo como fuera llueve con un cielo encapotado... o irme en coche hasta el faro de Cabo Silleiro y sentir en la cara el viento del mar embravecido a mis pies. al mismo tiempo llovizna suavemente.
Esto nop tiene precio. Para lo demás la mastercard.
Es bonito tener el mar cerca.
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