lunes, 31 de mayo de 2010
YO NO TENGO HIPOTECA
En el trabajo (sí, porque además de tocar las maracas e ir de bolos también tengo lo que en algunos ambientes se denominaría un "trabajo digno"). Digo, en el trabajo llevo tiempo escuchando, como si fuera un mantra constante, cansino, persistente, la situación en la que se encuentran las hipotecas: que si sube eso llamado euribor, que si baja, que si 20 más al mes, que si 100 menos al año, que si me da para una cenita, que si el nene se ha quedado sin cumpleaños.
Ante semejante panorama sieeempre me toca salirme por la tangente: yo no tengo hipoteca.
Los que me conocen ya lo saben, y me tienen por caso perdido. Los que no me conocen, en cambio, tardan tiempo en reaccionar. No están acostumbrados. En seguida me asocian a una especie de parásito que holgazanea en casa de sus padres, o bicho raro de la sociedad que vive dentro de un barril.
Piensan, obviamente, que estoy haciendo una dejación de funciones con mi banco por no ir a cortejarle en busca del compromiso permanente que supone semejante vínculo; que en el fondo soy un irresponsable inmaduro e infantil, incapaz de darse cuenta de mis obligaciones como ciudadano en ese "factor multiplicador del dinero" que es un banco. "¡Cómo puede ser!" exclaman ellas; "¡Es alucinante!" gritan ellos; y mientras me doy la vuelta me sacan una foto disimuladamente para enseñarsela a los demás: "...este es el que te dije que no tenía contraida hipoteca... no debe ser de este mundo... es raro raro raro".
No, no tengo hipoteca... No me interesa. En términos económicos puramente matemáticos no me interesa sobre todo por el coste de oportunidad que supone. No, no me intesa y vivo de alquiler (cuando digo esto la gente se hace una imagen mental de mí quemando billetes de 500 euros o tirándolos por la ventana): "¡Estás tirando el dinero!!" que no, que no es eso... que lo tengo todo muy estudiado... "Pero todo el mundo tiene una hipoteca, sólo viven de alquiler los que no pueden acceder a una hipoteca!!" Que no, que no es eso... que está todo calculado. "Pero el dogma! El dogma! La hipoteca!" Que no, que a mi no me salen las cuentas... Sin ir más lejos el año pasado pude negociar una rebaja del alquiler de casi el 20% debido la situación económica (vamos, que o me rebajaba o me iba a otro piso). Es sólo un punto en consideración. Si tenemos en cuenta el plazo de amortización de la hipoteca, el valor residual del inmueble, los gastos y compromisos de pago derivados de la propiedad, la inestabilidad económica provocada por un gobierno suicida, la inflación del parque inmobiliario, etc. sumado a mi naturaleza nómada, a mi lo de la hipoteca no me sale.
En fin, la coyuntura propia es intransferible, pero siempre he pensado que otros mundos son posibles más allá del tópico económico, y este es un frente que mantengo abierto. Mi análisis financiero me dice que de aquí a uno 15 años el tiempo me habrá dado la razón. Sino, no pasa nada, de verdad.
Amelio.
viernes, 28 de mayo de 2010
EL PODER DE LA FUERZA BIEN USADO
En el tiempo muy, muy lejano, en el que transcurre la saga Star Wars no aparece la Tierra por ningún lado. Quizá se suponga que hace mucho, mucho tiempo, que los humanos consiguieron destruir su planeta. En cualquier caso, aunque los haya de apariencia humanoide, no se conoce ningún jedi propiamente nativo de la Tierra.
Alguien (hay gente para todo) ha decidido subsanar esta laguna recreando como se comportaría un terricola si tuviera el poder de la fuerza.
¡Feliz viernes!
Alguien (hay gente para todo) ha decidido subsanar esta laguna recreando como se comportaría un terricola si tuviera el poder de la fuerza.
¡Feliz viernes!
jueves, 27 de mayo de 2010
GRACIAS, AMOR
Así que me dejabas porque era lo mejor para los dos. Que me seguías queriendo, y por eso debías dejarme. Como consolación me dejaste el coche, y te quedaste con todo lo demás.
Dijiste que nuestro hijo no podía sufrir nuestras desavenencias, y te lo llevaste contigo.
Rompiste con mis amistades y despreciaste a mi familia.
Nadie había en tu corazón, salvo nuestro pequeño y, según tu, un inmenso dolor que no conseguías mitigar.
Me dejaste en la ruina.
Yo acepté todo porque te quería, porque aún te quiero. Y porque soy idiota.
Esta mañana he visto al tipo que ocupa mi lugar, tanto en tu corazón como entre tus piernas. Y con mi hijo. Menos mal que dijiste que no había, ni habría nadie.
Y no lo habrá. Cuando salga del hospital solo valdrá para emborronar el periódico y tomar el sol. Y eso cuando vuelva a controlar sus esfínteres...
Querías que nuestro hijo no sufriera, por eso lo cuidarías tú sola. Por eso lo mandaste a casa de la zorra de tu hermana, en la otra punta del país, y encima me entero de que lo has inscrito en un internado en el extranjero.
Nunca te importó un pimiento. Ni lo hará más. Esta tarde lo recojo, para siempre.
Como premio final, vas e intentas matarme. Además de destrozarme la vida y arruinar mis ilusiones y lo que más quería, me envenenas.
Imagina lo mal que lo pasé, con problemas cardiorespiratorios, convulsiones, desorientación...
Estuve al borde de la muerte durante unos días, casi una semana. Suerte que mi hermanastro, ése que nunca quisiste conocer, es veterinario y pudo mantenerme sedado y en secreto, mientras expulsaba todo el cianuro.
Entre él y yo hemos dejado a tu nuevo novio como un puto vegetal.
Y él me preparó un combinado especial que llevas bebiendo toda la mañana. Ahora cuando lees esto te sorprendes, verdad?
Lo vertí anoche en el depósito de agua de la casa, y ahora ya estás casi en un punto sin retorno. No intentes llamar, no tienes línea.
No olvides que te estaré viendo.
Que descanses, mi amor.
miércoles, 26 de mayo de 2010
SUPERSTICIONES
Cada tarde de lluvia me acuerdo de ella. De su voz. De los paseos que dábamos, cogidos de la cintura. De su cosquilleo nervioso cuando le susurraba algo al oído. De su olor, divina tortura.
Y de sus manías adivinatorias y supersticiones.
- Cariño, el coche negro no, que trae mala suerte.
- Uyyy, ¿has roto el espejo del baño?, quita, hay que llamar a Borja Pablo a que nos inmunice la casa…
Cuando íbamos por la calle y un vendedor de la Once nos daba un boleto, mientras yo pagaba veía cómo ella, con el puño cerrado, sacaba el pulgar entre el dedo índice y el corazón mientras mascullaba: “…taf, tafio, anaquendavit…”
Al salir de casa siempre miraba para no cruzarse ni con un tuerto ni con un gato negro.
Cada dos por tres, en la cena o en la comida, derramaba o tiraba descaradamente una copa de vino, con la historia de que traía buena suerte.
O los sustos que me pegaba en la intimidad, cuando nos acaramelábamos y yo veía que llevaba la ropa interior del revés, para ahuyentar a las brujas.
Por no hablar de sus manías en las reuniones. Padecía triscaidecafobia, miedo al número trece. Siempre que estábamos reunidos, si éramos trece, o echaba a alguno o buscaba a uno más, de donde pudiese.
Una tarde lluviosa entramos a tomar café, después de haber pasado la lotería por la cintura de su hermana embarazada. Sorbiendo café, la pregunté:
- Cariño, ¿sabes leer los posos del café?
- Si, caramelito, sabes que sí- exclamó emocionada
- Pues lee estos!- dije, mientras le tiraba los restos de café a la cara…- y vete a tomar por el culo, jodía majadera.
Se quedó perpleja. Mientras me alejaba, arrancó a llorar.
Me despidieron del trabajo. Mi coche se averió. Medio piso casi se me derrumba.
Cada tarde de lluvia me acuerdo de ella.
Sobre todo cuando tomo café.
Y de sus manías adivinatorias y supersticiones.
- Cariño, el coche negro no, que trae mala suerte.
- Uyyy, ¿has roto el espejo del baño?, quita, hay que llamar a Borja Pablo a que nos inmunice la casa…
Cuando íbamos por la calle y un vendedor de la Once nos daba un boleto, mientras yo pagaba veía cómo ella, con el puño cerrado, sacaba el pulgar entre el dedo índice y el corazón mientras mascullaba: “…taf, tafio, anaquendavit…”
Al salir de casa siempre miraba para no cruzarse ni con un tuerto ni con un gato negro.
Cada dos por tres, en la cena o en la comida, derramaba o tiraba descaradamente una copa de vino, con la historia de que traía buena suerte.
O los sustos que me pegaba en la intimidad, cuando nos acaramelábamos y yo veía que llevaba la ropa interior del revés, para ahuyentar a las brujas.
Por no hablar de sus manías en las reuniones. Padecía triscaidecafobia, miedo al número trece. Siempre que estábamos reunidos, si éramos trece, o echaba a alguno o buscaba a uno más, de donde pudiese.
Una tarde lluviosa entramos a tomar café, después de haber pasado la lotería por la cintura de su hermana embarazada. Sorbiendo café, la pregunté:
- Cariño, ¿sabes leer los posos del café?
- Si, caramelito, sabes que sí- exclamó emocionada
- Pues lee estos!- dije, mientras le tiraba los restos de café a la cara…- y vete a tomar por el culo, jodía majadera.
Se quedó perpleja. Mientras me alejaba, arrancó a llorar.
Me despidieron del trabajo. Mi coche se averió. Medio piso casi se me derrumba.
Cada tarde de lluvia me acuerdo de ella.
Sobre todo cuando tomo café.
jueves, 20 de mayo de 2010
MACHO
Siempre me ha parecido simpática la tendencia MACHO, o por decirlo de otra manera, siempre me ha parecido simpática la necesidad que se tiene por parte de determinados MACHOS de reafirmar constantemente su condición, sobre todo si va acompañado por otros sexuados similares.
Estas reafirmaciones, en clave puramente biológica tendendente a la parapsicología, suelen reflejar un retroceso a un estado cabernario puro, a base de alaridos, saltos, comentarios soeces, en incluso simulación de agresiones entre los mismos (cuando no son de verdad) ante la sola presencia de una fénima de buen ver. La testosterona se sale entonces por las orejas, los instintos se ponen a flor de piel, acompañado todo con un incremento en el nivel de saliba (que rebosa la comisura de los labios hasta caer pegajosamente sobre el cuello de la camisa o camiseta), las pupilas se dilatan, el pulso cardiaco se acelera, y al individuo le entran unas ganas tremendas remendas de contribuir a la supervivencia de la especie mediante esa individua.
Normalmente se asocian al MACHO a determiandos iconos como el XtraSize en todo (como las hamburguesas, claro), el pecho enmoquetado -o marchito, si eres MACHO metrosexual-, Dodge en la puerta (o Jeep, o la Harley, o Hummer, depende del poder adquisitivo), y una estraordinaria (con s, porque ser MACHO no tiene nada que ver con la ortografía) habilidad para someter por medio de su encanto personal, o de su billetera, a un perfil concreto de féminas, para envidia del resto de la manada de MACHOS, acompañado todo de una actitud brutalmente ostentosa de la macheidad que le define.
Hay que diferenciar entre los genuinos machos y los que se comportan como tal, pero que se quedan con los fuegos de artificio sin rematar del todo. Envidiosos y rencorosos son incapaces de asumir el liderazgo del verdadero y genuino MACHO alfa.
La única finalidad del MACHO no es otra que su constante reafirmación como tal: al MACHO que quiera ser alfa sólo le cabe ser más MACHO, hasta que aparezca otro MACHO alfa que lo sea aun más...
¿Y el resto? pues son machos felices de su condición que no necesitan reafirmarse constantemente en ella ya que la dan por supuesta en conviviencia pacífica... y ya está, sin complicaciones...
miércoles, 19 de mayo de 2010
ESE SIMPÁTICO PERDEDOR...
El otro día comentaba el Sr. Chirly unas palabras acerca de los Simpsons. Creo que el asunto da de sí lo suficiente como para hacer de él una entrada completa que podríamos denominar "ese simpático perdedor".
Encienda la televisión, lea la prensa, abónese a su plataforma digital favorita, lea libros de autoayuda. Más o menos el estereotipo del personaje medio que aparece en las series de televisión (españolas) es siempre el mismo (no sólo en los Simpson): la de un simpático perdedor.
En el fondo, en términos de negocio y mercado, está muy bien, ya que es la mejor manera de enganchar con un público mediocre, diciéndole: tú tranquilo, que eres bueno. Nada en tu mediocridad, no intentes mejorar, no merece la pena, confórmate con ser un simpático perdededor, un mediocre de solera. No eres muy malo, porque esos se van al truyo. Pero tampoco te agobies por ser muy bueno, porque eso, además de estar mal visto, no hay manera humana de conseguirlo. Confórmate con seguir la estela de la mediocridad. El democrático vulgo siempre tiene razón (siempre que haga lo que tiene que hacer, que para eso están los medios de comunicación). El democrático vulgo hará lo que en los medios se diga que está bien.
Vayanos a FoQ, o LHDP. ¿Hay alguien normal en esa serie?, ¿o es que todos son normales? Vayamos a GH, vayamos a las tertulias de Ana Rosa, o vayamos a cualquiera de los reality, noticiarios, deportes (Manolo Lama echando monedas al mendigo incluido...) ¿Hay alguien normal? NO. Sólo son estereotipos para mantener una demanda constante a lo largo del tiempo. Productos de mercadotecnia, deformados para aparentar normalidad. Pero a la vez son iconos en los cuales la gente con poco o ningún criterio se mira para elevar sus espectativas vitales.
En el fondo lo que se nos presenta en los medios son los espejos de la Calle del Gato de Valle-Inclán. Deformaciones de la realidad, que después son mimetizadas por una sociedad ayuna de valores y de iconos dignos. Desviaciones dramáticas de comportamientos humanos, visiones erráticas de una realidad deformada, espectacular y vacua, honesta sólo con la ley del mercado: dinero, oferta y demanda.
Un autor conocido dijo una vez (después de un análisis muy elaborado) que nosotros no consumimos televisión: es la televisión la que nos consume a nosotros. Y yo estoy convencido que es verdad.
viernes, 14 de mayo de 2010
EL INGREDIENTE SECRETO DE LA BIG MAC
Bueno, pues mientras que, a la vista de la imagen con que he tenido a bien ilustrar este post, nuestro subconsciente de cinéfilos empedernidos del cine negro reproduce el diálogo en que Vincent le cuenta a Jules que en Francia a la Big Mac la llaman "Le Big Mac", yo os cuento lo que venía sospechando desde hace años, porque a ver: no tiene lógica. Si uno está convencido de que las hamburguesas del McDonalds (y del Burguer King, que como diría Anguita "Son la misma mierda") son una porquería que sabe a plástico ¿que fuerza irresistible es la que le lleva a uno a volver una y otra vez a comer en esos sitios? ¡Les hechan droja! seguro. No tiene otra explicación.
Bueno, pues ahora me han demostrado que no, pero como si sí. De hecho, según ha publicado la revista "Nature Neuroscience" un estudio reciente demuestra que comer en estos sitios ES TAN ADICTIVO COMO LA HEROÍNA O EL TABACO. Puede parecer exagerado, pero quien come a menudo en garitos de éstos, al parecer, se acostumbra al placer de comer grasas y azúcar y según científicos de Estados Unidos, se llega a generar tal adicción.
Aunque el estudio que establece esta relación se ha realizado con ratones y bichejos de esos de laboratorio, ésta dependencia de la comida basura se basa en mecanismos neurobiológicos que son similares en el caso de la drogadicción. El estudio viene a decir que el tipo de comida influye en nuestro comportamiento, haciéndonos dependientes de comidas ricas en grasas y azúcares, aunque sepamos que es malo para nuestra salud.
Y al igual que ocurre con las drogas, con el tiempo la misma cantidad de comida produce menos satisfacción, con lo que hay que comer más de este tipo de mierdas para producir la sensación de bienestar. Es como un círculo vicioso: como más para sentirme mejor, pero cuanto más como peor está mi salud.
Y lo siento, pero la cita cinematográfica del principio puede más conmigo que la pertinencia de este remate, pero me lo he encontrado por ahí y me da la gana dedicároslo: "Oh,oh,oh... ¿Tú vas a estallar?... pues yo me parezco a la puta bomba atómica cuando estallo ¡cabronazo! ¡Cada vez que mis manos tocan cerebro soy supermosca TNT, soy los cañones de Navarone! de hecho ¿¡Que cojones hago yo aquí detras!? ¡el cabrón que recoge cerebros tendrías que ser tú!¡Cambiemos joder! ¡Yo limpio los cristales y tú te ocupas de los sesos de ese negro! "
martes, 11 de mayo de 2010
DONDE ME LLEVE LA CORRIENTE
La única vez que recuerdo haber estado a punto de morir fue en una playa enorme y desierta, un día de finales de septiembre. Allí no había ni el apuntador, me estaba bañando iba alegre nadando, saludaba a los peces que hacía tiempo que no veía, disfrutando de las olas y tal, y aunque ya notara yo que el saludo era cariñoso (el de las olas, digo) me ví llevar por una intensa resaca que se aberroncha al rocaje vivo del lecho marino en los arrecifes de coral... En fin, un susto. Menos mal que la corriente me llevó a un punto donde pude hacer pie y, no sin grandes esfuerzos, conseguí salir de ahí.
La cosa es que cuando a uno se le lleva la corriente, si se descuida ni se entera hasta que se te ocurre intentar hacer pie, o darte la vuelta para mirar hacia la costa. Entonces es cuando te das cuenta que estás moviéndote a toda leche, sólo que no lo notabas porque todo a tu alrededor se está moviendo a la misma velocidad y en la misma dirección. Es entonces cuando tienes que hacer un esfuerzo ímprobo para salir de ahí o simplemente mantenerte quieto. Ese esfuerzo es tal que la mayoría de los ahogados mueren precisamente por el agotamiento y la desesperación que supone luchar contra esa fuerza de la naturaleza.
El post de las revistitas y los comentarios del personal han hecho discurrir a mi cabezón de melón, que quizá estemos inmersos en una corriente de ésas. Está por todos los lados: en las revistas, en la radio, en las películas, en la publicidad, las series... "Física y Química", "Ragazza", "Sexo en Nueva York", "Anatomía de Grey", quizá son los ejemplos más evidentes, las puntas de lanza. Pero si te fijas bien, es difícil encontrar un modelo de familia normal en cualquier otra serie. Es más fácil encontrar a un actor porno entrevistado por Andreu Buenafuente en un esfuerzo por "normalizar" el cine porno, que ver aparecer en ningún medio, serie de ficción, película o libro a, por ejemplo, un sacerdote. Salvo que sea para presentarlo como un pederasta, abusador, violador, conspirador o para ridiculizarlo de una y mil maneras... ¿te imaginas ver a los del internado lléndose a misa el domingo? ¿o a algún personaje joven de "Aquí no hay quien viva" hablando con naturalidad de ir a la parroquia a hablar con el cura de lo que sea? Chirría de cojones, ¿a que si? ¡es la corriente! ¡eso es mirar a la costa y descubrir que vas a toda leche!. Y eso a pesar de deben ser como unos trece los millones de personas en España que todavía van a misa cada domingo...
Nos resultaría terriblemente friki ver en la Cosmopolitan un reportaje que fuera "Prepara tu confesión en diez pasos". Y lo es, no digo yo que no: todo tiene su momento y su lugar, y la Cosmopolitan nunca será el lugar apropiado donde recibir consejos espirituales. Pero si la pornografía, las drogas, el sexo, la homosexualidad, el divorcio, los matrimonios homosexuales y un larguísimo etcétera merecen tener su reflejo en los medios y en las producciones de ficción porque de hecho existen y están ahí ¿por qué otras realidades a menudo más mayoritarias están vetadas en la vida pública?
La cosa es que cuando a uno se le lleva la corriente, si se descuida ni se entera hasta que se te ocurre intentar hacer pie, o darte la vuelta para mirar hacia la costa. Entonces es cuando te das cuenta que estás moviéndote a toda leche, sólo que no lo notabas porque todo a tu alrededor se está moviendo a la misma velocidad y en la misma dirección. Es entonces cuando tienes que hacer un esfuerzo ímprobo para salir de ahí o simplemente mantenerte quieto. Ese esfuerzo es tal que la mayoría de los ahogados mueren precisamente por el agotamiento y la desesperación que supone luchar contra esa fuerza de la naturaleza.
El post de las revistitas y los comentarios del personal han hecho discurrir a mi cabezón de melón, que quizá estemos inmersos en una corriente de ésas. Está por todos los lados: en las revistas, en la radio, en las películas, en la publicidad, las series... "Física y Química", "Ragazza", "Sexo en Nueva York", "Anatomía de Grey", quizá son los ejemplos más evidentes, las puntas de lanza. Pero si te fijas bien, es difícil encontrar un modelo de familia normal en cualquier otra serie. Es más fácil encontrar a un actor porno entrevistado por Andreu Buenafuente en un esfuerzo por "normalizar" el cine porno, que ver aparecer en ningún medio, serie de ficción, película o libro a, por ejemplo, un sacerdote. Salvo que sea para presentarlo como un pederasta, abusador, violador, conspirador o para ridiculizarlo de una y mil maneras... ¿te imaginas ver a los del internado lléndose a misa el domingo? ¿o a algún personaje joven de "Aquí no hay quien viva" hablando con naturalidad de ir a la parroquia a hablar con el cura de lo que sea? Chirría de cojones, ¿a que si? ¡es la corriente! ¡eso es mirar a la costa y descubrir que vas a toda leche!. Y eso a pesar de deben ser como unos trece los millones de personas en España que todavía van a misa cada domingo...
Nos resultaría terriblemente friki ver en la Cosmopolitan un reportaje que fuera "Prepara tu confesión en diez pasos". Y lo es, no digo yo que no: todo tiene su momento y su lugar, y la Cosmopolitan nunca será el lugar apropiado donde recibir consejos espirituales. Pero si la pornografía, las drogas, el sexo, la homosexualidad, el divorcio, los matrimonios homosexuales y un larguísimo etcétera merecen tener su reflejo en los medios y en las producciones de ficción porque de hecho existen y están ahí ¿por qué otras realidades a menudo más mayoritarias están vetadas en la vida pública?
ELLE
Lo mejor de tener alguien en la familia que se mece a favor de la corriente, dejándose llevar por el capricho de la masa humana sin oponer ni la más mínima resistencia, es que de vez en cuando puede uno comprobar de primera mano cómo está el patio. Antes era una adolescente de esas que hay ahora, que lo son hasta los veinticinco, y cada vez que venía por casa lo hacia con la Ragazza debajo del brazo. Un lujo asiático; un capricho; un deleite. Esas consignas siempre en segunda persona, "de super amiga a super amiga que saben lo que te conviene y que te entienden de verdad, tía. Y no como las carcas de tus padres". De puro tópico parecen de coña, en serio, recomiendo pillarse alguna de vez en cuando. Me descojonaba: "¡De compras por la web ¡que tiemble tu tarjeta!" (será la de tu madre, no te jode...), "Diez frases para conquistarle", "¡Nos vamos de Tuppersex (¿?), apúntate!" y así... Lo mejor eran los test. De vez en cuando me hacia alguno y el resultado eran cosas como "Tu chico (se supone que yo soy una niña con aparato en los dientes...) y tú parece que podéis llegar lejos ¡ten cuidado si no quieres pasar por el altar!" (Uy no, eso no, por Dios, que todavía soy una niña y aun tengo a muchos tíos que pasarme por la piedra...). En fin, un descojone si no fuera por que está plagado de directrices muy imperativas que te marcan demasiado lo que es cool, que es a lo que hay que aspirar por encima del cadáver de quien haga falta, y lo que no. No mola porque está dirigida a niñas desde los trece años que normalmente tienen la cabeza bastante hueca y acaban por asumir toda esa basura haciéndola suya con la que sólo estarán preparadas para, quitando algún abortillo que otro, pasar a la siguiente fase.
La siguiente fase vino el otro día. Era ella otra vez, pero ahora venía con la Elle debajo del brazo. El número en curso a ningún tío que goze de una salud ocular razonable y pase de vez en cuando por delante de algún kiosko se le ha podido pasar por alto. En la portada figuran dos jóvenas (que diría Carmen Romero), al parecer hermanas, ofreciendo al lector la visión de sus tan deficientemente vestidos como apetecibles traseros: Me abalancé sobre la revista ¡ojo! llevado únicamente por el más alto interés científico; deseoso de comenzar inmediatamente con la disección socio-económico-cultural-moral de la sociedad en general, y de las lectoras de Elle en particular. Nada de complacerme en otras concupiscencias, dejando pasar por alto, como hombre de elevados ideales e íntegro comportamiento que soy, aquellas imágenes que atentan contra el pudor y el decoro del buen cristiano que casi siempre he procurado ser.
Sin embargo no pude evitar verme sorprendido por la cantidad de fotografías de mujeres tan escasamente vestidas como las de la portada ¡y aun menos! que poblaban monotemáticamente amplios reportajes en su interior: más propias de esas revistas para hombres sin valores ni vida interior, que de mujeres. De hecho, este pensamiento anuló hasta hoy mi disertación sobre otros aspectos de más hondo calado (que abordaré otro día si la vida me vuelve a dar la ocasión), para preguntarme ¿En qué piensan las mujeres cuando ven a una tía en pelotas? "¡Ay! que bien le queda ese collar de conchas marinas que le cuelga por la teta izquierda. ¡A ver si me pillo uno para este verano...!" No sé... yo y mi técnica de pensamiento inverso para entender al sexo opuesto tratamos de imaginar a un compañero de trabajo viendo una revista llena de fotos de tíos super cachas con mini-gallumbos que se les caen por las rodillas y sólo podría pensar que ¡¡¡Es gay!!!. ¿Estamos llegando a la era del bollerismo universal de la mano de Elle? ¿Quién está detrás de todo esto? ¿Es una nueva conspiración de Zerolo y Zetapé para engrosar los colectivos de bolleras y lesbianas a los que tanto le gusta favorecer?
-------------------------------------------------
¡Eso es! se trata de atraer también al público masculino, que comprará la revista a través de su pareja, o con la excusa de regalársela. Una curiosidad: la campaña que desarrolló la agencia BBDO para la revista Marie Claire con el objetivo de hacerla destacar en las estanterias de los lineales a través de un rastro de ropa. ¿No creen que esto capta a más la curiosidad de hombres que de mujeres?
La siguiente fase vino el otro día. Era ella otra vez, pero ahora venía con la Elle debajo del brazo. El número en curso a ningún tío que goze de una salud ocular razonable y pase de vez en cuando por delante de algún kiosko se le ha podido pasar por alto. En la portada figuran dos jóvenas (que diría Carmen Romero), al parecer hermanas, ofreciendo al lector la visión de sus tan deficientemente vestidos como apetecibles traseros: Me abalancé sobre la revista ¡ojo! llevado únicamente por el más alto interés científico; deseoso de comenzar inmediatamente con la disección socio-económico-cultural-moral de la sociedad en general, y de las lectoras de Elle en particular. Nada de complacerme en otras concupiscencias, dejando pasar por alto, como hombre de elevados ideales e íntegro comportamiento que soy, aquellas imágenes que atentan contra el pudor y el decoro del buen cristiano que casi siempre he procurado ser.
Sin embargo no pude evitar verme sorprendido por la cantidad de fotografías de mujeres tan escasamente vestidas como las de la portada ¡y aun menos! que poblaban monotemáticamente amplios reportajes en su interior: más propias de esas revistas para hombres sin valores ni vida interior, que de mujeres. De hecho, este pensamiento anuló hasta hoy mi disertación sobre otros aspectos de más hondo calado (que abordaré otro día si la vida me vuelve a dar la ocasión), para preguntarme ¿En qué piensan las mujeres cuando ven a una tía en pelotas? "¡Ay! que bien le queda ese collar de conchas marinas que le cuelga por la teta izquierda. ¡A ver si me pillo uno para este verano...!" No sé... yo y mi técnica de pensamiento inverso para entender al sexo opuesto tratamos de imaginar a un compañero de trabajo viendo una revista llena de fotos de tíos super cachas con mini-gallumbos que se les caen por las rodillas y sólo podría pensar que ¡¡¡Es gay!!!. ¿Estamos llegando a la era del bollerismo universal de la mano de Elle? ¿Quién está detrás de todo esto? ¿Es una nueva conspiración de Zerolo y Zetapé para engrosar los colectivos de bolleras y lesbianas a los que tanto le gusta favorecer?
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¡Eso es! se trata de atraer también al público masculino, que comprará la revista a través de su pareja, o con la excusa de regalársela. Una curiosidad: la campaña que desarrolló la agencia BBDO para la revista Marie Claire con el objetivo de hacerla destacar en las estanterias de los lineales a través de un rastro de ropa. ¿No creen que esto capta a más la curiosidad de hombres que de mujeres?
jueves, 6 de mayo de 2010
IMAGINARIO
Hoy a mi mono Amelio le he dado ración doble de plátano, y por eso ha escrito unas cuantas líneas (además de fregarme el suelo, ventilar la habitación, y meter la compra que me han traído del súper en el frigo).
Llevo tiempo dándole vueltas a la cabeza sobre el enorme poder de los símbolos. Ese magnífico universo creado por nosotros mismos y del cual, si nos salimos, nos sentimos perdidos.
El otro día un amigo me espetó a la cara una barbaridad cultural: "Si es que en Secundaría debería darse también Griego clásico" (sí, lo reconozco, tengo unos amigos un tanto raritos, aunque no conocen ustedes ni a los de mi banda, ni a los amigos de mi mono Amelio...). Efectivamente, bajo el topicazo contemporáneo en el que estamos insertos algo no debe ser enseñado si no es útil, o en su defecto, una pérdida de tiempo; y en principio no hay nada más inútil que una lengua muerta. Pero, dado que también soy pelín rarito y tengo un nutrido elenco de barbaridades culturales a mis espaldas, le redoblé la apuesta: "Joder, y hebreo clásico". ¡Con un par!
No señores, no es tontería. Resulta que lo que le contesté tenía sentido. Aprender Hebreo clásico permitiría salir del entorno cultural actual para retrotraerse a un escenario muy distinto, con una simbólica muy distinta, y con una cultura muy distinta. Significa que se puede pensar de otra manera. Que se puede salir del universo simbólico actual (incluido el heleno-cristiano) y no perder por ello las raíces. Significaría adentrarse en los límites del escenario mesopotámico sin tener que andar mucho.
Obviamente es una salvajada para el paradigma en el que nos movemos. Hay cientos de personas que están ansiosas de hablar el lenguaje de la Tierra Media tolkiniana, o adentrarse en las formas de expresión de esa chorrada visual llamada Avatar; y lo aceptamos como divertimento. Pero si decimos que va en serio lo de aprender algo así como el Hebreo clásico... Pues eso.
Y aquí estamos, rodeados de nuestra propia simbólica, en nuestro marco autoreferencial, cometiendo tautologías día sí, día también, y por supuesto cagaditos de miedo ante todo aquel que no se mantenga en este marco simbólico, como los árabes o los orientales.
Y ahora el mono Amelio, una vez ha redactado y tecleado ésto se va hacer la plancha, que lleva ya una semana... ;-D
P.d. Dejo ante ustedes un vídeo muy chulo que toca tangencialmente esto de lo que hablo...
Llevo tiempo dándole vueltas a la cabeza sobre el enorme poder de los símbolos. Ese magnífico universo creado por nosotros mismos y del cual, si nos salimos, nos sentimos perdidos.
El otro día un amigo me espetó a la cara una barbaridad cultural: "Si es que en Secundaría debería darse también Griego clásico" (sí, lo reconozco, tengo unos amigos un tanto raritos, aunque no conocen ustedes ni a los de mi banda, ni a los amigos de mi mono Amelio...). Efectivamente, bajo el topicazo contemporáneo en el que estamos insertos algo no debe ser enseñado si no es útil, o en su defecto, una pérdida de tiempo; y en principio no hay nada más inútil que una lengua muerta. Pero, dado que también soy pelín rarito y tengo un nutrido elenco de barbaridades culturales a mis espaldas, le redoblé la apuesta: "Joder, y hebreo clásico". ¡Con un par!
No señores, no es tontería. Resulta que lo que le contesté tenía sentido. Aprender Hebreo clásico permitiría salir del entorno cultural actual para retrotraerse a un escenario muy distinto, con una simbólica muy distinta, y con una cultura muy distinta. Significa que se puede pensar de otra manera. Que se puede salir del universo simbólico actual (incluido el heleno-cristiano) y no perder por ello las raíces. Significaría adentrarse en los límites del escenario mesopotámico sin tener que andar mucho.
Obviamente es una salvajada para el paradigma en el que nos movemos. Hay cientos de personas que están ansiosas de hablar el lenguaje de la Tierra Media tolkiniana, o adentrarse en las formas de expresión de esa chorrada visual llamada Avatar; y lo aceptamos como divertimento. Pero si decimos que va en serio lo de aprender algo así como el Hebreo clásico... Pues eso.
Y aquí estamos, rodeados de nuestra propia simbólica, en nuestro marco autoreferencial, cometiendo tautologías día sí, día también, y por supuesto cagaditos de miedo ante todo aquel que no se mantenga en este marco simbólico, como los árabes o los orientales.
Y ahora el mono Amelio, una vez ha redactado y tecleado ésto se va hacer la plancha, que lleva ya una semana... ;-D
P.d. Dejo ante ustedes un vídeo muy chulo que toca tangencialmente esto de lo que hablo...
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