martes, 11 de mayo de 2010

DONDE ME LLEVE LA CORRIENTE

La única vez que recuerdo haber estado a punto de morir fue en una playa enorme y desierta, un día de finales de septiembre. Allí no había ni el apuntador, me estaba bañando iba alegre nadando, saludaba a los peces que hacía tiempo que no veía, disfrutando de las olas y tal, y aunque ya notara yo que el saludo era cariñoso (el de las olas, digo) me llevar por una intensa resaca que se aberroncha al rocaje vivo del lecho marino en los arrecifes de coral... En fin, un susto. Menos mal que la corriente me llevó a un punto donde pude hacer pie y, no sin grandes esfuerzos, conseguí salir de ahí.

La cosa es que cuando a uno se le lleva la corriente, si se descuida ni se entera hasta que se te ocurre intentar hacer pie, o darte la vuelta para mirar hacia la costa. Entonces es cuando te das cuenta que estás moviéndote a toda leche, sólo que no lo notabas porque todo a tu alrededor se está moviendo a la misma velocidad y en la misma dirección. Es entonces cuando tienes que hacer un esfuerzo ímprobo para salir de ahí o simplemente mantenerte quieto. Ese esfuerzo es tal que la mayoría de los ahogados mueren precisamente por el agotamiento y la desesperación que supone luchar contra esa fuerza de la naturaleza.

El post de las revistitas y los comentarios del personal han hecho discurrir a mi cabezón de melón, que quizá estemos inmersos en una corriente de ésas. Está por todos los lados: en las revistas, en la radio, en las películas, en la publicidad, las series... "Física y Química", "Ragazza", "Sexo en Nueva York", "Anatomía de Grey", quizá son los ejemplos más evidentes, las puntas de lanza. Pero si te fijas bien, es difícil encontrar un modelo de familia normal en cualquier otra serie. Es más fácil encontrar a un actor porno entrevistado por Andreu Buenafuente en un esfuerzo por "normalizar" el cine porno, que ver aparecer en ningún medio, serie de ficción, película o libro a, por ejemplo, un sacerdote. Salvo que sea para presentarlo como un pederasta, abusador, violador, conspirador o para ridiculizarlo de una y mil maneras... ¿te imaginas ver a los del internado lléndose a misa el domingo? ¿o a algún personaje joven de "Aquí no hay quien viva" hablando con naturalidad de ir a la parroquia a hablar con el cura de lo que sea? Chirría de cojones, ¿a que si? ¡es la corriente! ¡eso es mirar a la costa y descubrir que vas a toda leche!. Y eso a pesar de deben ser como unos trece los millones de personas en España que todavía van a misa cada domingo...

Nos resultaría terriblemente friki ver en la Cosmopolitan un reportaje que fuera "Prepara tu confesión en diez pasos". Y lo es, no digo yo que no: todo tiene su momento y su lugar, y la Cosmopolitan nunca será el lugar apropiado donde recibir consejos espirituales. Pero si la pornografía, las drogas, el sexo, la homosexualidad, el divorcio, los matrimonios homosexuales y un larguísimo etcétera merecen tener su reflejo en los medios y en las producciones de ficción porque de hecho existen y están ahí ¿por qué otras realidades a menudo más mayoritarias están vetadas en la vida pública?

12 comentarios:

Boooz dijo...

Le veo reflexivo últimamente... Lo celebro. Mi mono lleva años haciendo leyendo sesudos análisis sociológicos de renombrados especialistas que concluyen en que... somos asín.
Se están haciendo de nuevo célebres los estudios de los años sesenta y setenta sobre la importancia de la despersonalización y la asunción de la autoridad impersonal que influye en nuestro modo de actuar: Milgram, Zimbardo o Muzafer han realizado estudios sorprendentes en este sentido donde se muestra cómo llegar a conseguir que personas actuen contra su conciencia sin el menor sentimiento de culpa activando determinados resortes... y ya se sabe... o uno piensa como actua o ...

En fin, que es un temón bastante manido y recurrente, pero que no deja frío a nadie. Mi mono me dice que en la Madison Avenue en los años cuarenta y cincuenta era un tema bastante popular, y que para esa industria sigue siendo algo cotidiano...

Boooz dijo...

Por cierto. Y yo digo que mi mono tiene razón.

Anónimo dijo...

La corriente puede ser muy poderosa y es fácil dejarse arrastrar por ella... fácil y cómodo... Y es que no todos somos salmones con fuerza suficiente para ir contracorriente...

Pero los que vivimos cerca del mar sabemos que dentro de esa masa enorme de agua que va de un lado a otro, hay pequeñas pero potentes corriente submarinas (véase Buscando a Nemo, que lo ilustra estupendamente).

Dentro del mar de la sociedad, siempre habrá esas corrientes... será difíciles encontrarlas... pero no imposible.

Boooz dijo...

No sé si lo ha hecho a propósito, pero el Sr. Chirly me ha tocado hoy la fibra...

Los héroes lo son precisamente porque luchan contra ciertas convenciones. Los ideales lo son porque en el fondo de nuestro corazón sabemos que tiene que haber algo más que la masa y la "cruda realidad".

Las personas que han hecho historia son las que la han cambiado. Y yo creo firmemente en esa actitud comprometida con las convicciones personales. Tambi´en en el plano moral. La sociedad es un punto de partida y un medio necesario. Sólo eso. Nuestra obligación moral cívica es contribuir a mejorar esa sociedad con todos nuestros medios y recursos, de acuerdo con nuestra conciencia.

Los clásicos hablaron en profundidad de este tema. Antígona (al margen del maquillaje estucado teatral del argumento que hizo un colegio de Fomento una famosa representación) en el fondo plantea esta cuestión: ¿Qué prima: mi conciencia o la ley externa -la masa en este caso-.

Como he citado antes, recomiendo mucho las conclusiones a las que llegó Muzafer (Sherif) sobre cómo la presión social es capaz de alterar nuestra percepción de la realidad.

Y es que además de las convicciones hace falta voluntad, determinación por hacer lo que uno sabe que tiene que hacer, asumiendo la consecuencia de ser objeto de crítica y rechazo "social". Este es el paso que mucha, mucha gente de buen corazón acaba no dando: "el espíritu es fuerte, pero la carne es debil". Es un tema de conciencia, pero también de voluntad, y de ser consciente de las consecuencias de nuestras acciones.

Chirly dijo...

Haga caso a su mono, Sr. Boooz. Hará bien.

Hace años, hablando de esto con un amigo que estudiaba filosofia, me dijo que había un puñado de pensadores y filosofos que estaban en el origen de esta (o estas) corriente(s)... no he querido mojarme más por que yo, en ese terreno, si que toco de oidas y desafinando que no veas. Así que en eso me fío mas de su mono.

Pero veo la corriente, y con eso me basta. Basta con echar el pie a tierra firme para ver, con un poco de espiritu critico como te la intentan dar con queso a cada paso que das y en el lugar más inesperado... puede llegar a ser hasta divertido. De ahi que dijera anteayer que me descojonaba leyendo la "Ragazza".

Está chula la metáfora de Nemo que dice Sandra. Me gusta verlo así: hay corrientes submarinas, caminos alternativos...

Ahora me voy de viaje. Nos vemos a la noche ¡portense bien!

Aprendiz dijo...

Pese a que en algún tiempo oí críticas sobre esta serie, a mi me parece que Los Simpsons, que es sin duda la serie de dibujos más vista, es la que más valores transmite. Sobre la amistad, el matrimonio, la fe, la religión, la familia... Y eso representado por una familia que es un desastre: un padre vago y bebedor, un hijo algo gamberro y desobediente, una hija repelente, otra pequeña a la que ni hacen caso, y la madre, que se esfuerza por poner orden, y que también ha tenido sus crisis. En fin una familia más o menos normal enfrentándose a verdaderas situaciones que a veces se nos presentan. Y no todas las otras que nos tragamos y que parece que lo único que afecta a nuestras vidas es el sexo y las drogas.

Boooz dijo...

Srta. Aprendiz: Posiblemente esté equivocado, pero tengo que negarle la mayor. Para mí los Simpson son una de las series más destructivas que ha existido jamás en la TV. Fíjese lo que dijo: jamás. Aunque parezca algo talibán en este aspecto, baso mi opinión en mi experiencia y experiencias ajenas de lo que significa el acomodamiento de la mentalidad de niños tiernos e infantes a un modelo "divertido" de familia, absolutamente intrascendente, donde casi nunca nada tiene importancia en sus relaciones personales, porque lo que ha pasado en un capítulo ya se ha olvidado en el siguiente (más allá de la clásica línea argumental básica que une todos los capítulos).

El modo de trato de Bart a su padre, la actitud que muestra ante los probleams y los desafíos, etc. reflejan un estereotipo de heroe perdedor que resula muy gracioso cuando el nene tiene sólo séis u ocho años (gamberrete pero simpático), pero que se convierte en un DESASTRE cuando el nene comienza a tener trece o catorce años.
La influencia por imitación, de verdad, e insisto que hablo por abultada experiencia ajena, conlleva una pérdida de valores buenos a cambio de una actitud chulesca y chantajista similar a la que han aprendido en los capítulos.

Por cierto. Si alguien ha visto American Beauty, que sepa que es la familia de Los Simpson con los niños ya crecidos (Bart y Lisa), es decir, las consecuencias de esa forma de comprender la familia. Es afue la intención última de la película...

No obstante, puedo estar equivocado en mis apreciaciones, claro...

Rocco Lampone dijo...

No tengo yo la cabeza para meterme en temas filosóficos, ya sea de la vida real o de series.
Sólo digo que a mí, hombre hecho y ¿derecho?, me potan los simpson, y prefiero mil veces Padre de familia.
Voy a por una cerveza.

Chirly dijo...

Eso, eso. Estoy con Rocco. creo que no hay nada más formativo como una buena tacada de Padre de Familia.

Chirly dijo...

Sr. Boooz: ¡hombre! la serie de televisión mas destr
uctiva JAMAS emitida... Sapasao. Yo creo que ese lugar de honor lo ocupa CRISTAL que destruyó para siempre las sobremesas veraniegas de toda una generación...

Boooz dijo...

Sr. Chirly: Ja, ja ja, me quito el cráneo. Muy bueno. Si es que mi mono tiene unas cosas... unos ramalazos...

Sr. Rocco: Lo celebro! Sobre filócofos, todos locos y forofos, hágame caso, no frecuente sus compañías... hay un tal Albertos que conocemos lo tres (hace tiempo que no publica..., tengo que llamarle un día de estos...).

Al Neri dijo...

Los Simpson me parece una serie entretenidilla y a veces graciosa, pero es muy desproporcionado el tiempo que le dedica Antena 3. Soy de los que creen que las cadenas de TV no emiten un tipo de programación porque le guste a la gente, sino que a las masas les acaba gustando lo que ven una y otra vez repetido hasta la saciedad.