viernes, 20 de noviembre de 2009

MALDITA GENTE


Hace varios días, a mi padre, le ocurrió la siguiente escena:



Iba el hombre sentado en un autobús de mi ciudad al centro, para hacer unas cosas.


Llevaba una chaqueta, porque aún hacía buen tiempo. En uno de los bolsillos llevaba su teléfono móvil, un LG táctil nuevecito; apenas un mes de uso.



Mi padre no es fanático de las pijadas ultramodernas, ni le apasiona la tecnología de último modelo. No es como yo, que babeo ante cualquier gadget, aunque no lo use más que para cascar nueces.


En el autobús, a su lado, se sentó un extranjero mal encarado, con malas pintas, un rufián que no te inspira confianza. Mi padre movió un poco la chaqueta, para que el tipejo no se le sentase encima del móvil.



Al llegar a una parada, en una plaza céntrica de mi ciudad, el tipo da un empellón a mi padre y sale despavorido. Mi padre sospecha, y lo confirma. Le acaba de robar el móvil.



Nervioso, llama a mi hermana (desde el móvil de mi madre) para que hable con la compañía y den de baja la línea. Entre unas cosas y otras, tardan un rato. Consiguen hablar con la operadora. Parece que pueden bloquear la línea. Pasa el tiempo.



Mientras, mi hermana llama al número de mi padre. Contestan. Se oye una niña berrear de fondo.

Contesta una mujer. Extranjera. Mi hermana le pregunta:

¿Qué haces con este móvil?. No es tuyo.

Responde:

Cómo que no. Es mío.

Mi hermana:

No, no es tuyo. Es de mi padre y se lo has robado.

Ella:

No, me lo ha dado (con tono guasón)

Cuelga.



Me llaman y me lo cuentan. Tranquilizo al personal. Llamo al móvil de mi padre con número oculto. Descuelgan. La jodía cría berreando. La payasa extranjera, guasona. Yo, callado.



Repito la operación 20 veces. Siempre callado.

La macarra se cabrea.

Vuelvo a llamar. La puta cría chillando.

La delincuente contesta. Está enfadada. Llevo 20 minutos molestándola. Perdonad los términos, pero son reales.


¿QUIEN ES?

Yo:

TÚ QUIEN POLLAS ERES, HIJA DE PUTA?

Delincuente:

¿Y TÚ QUIEN ERES, MARICÓN DE MIERDA?

Yo:

TIENES SUERTE DE QUE NO SEPA QUIÉN ERES, SI NO TE IBA A ARRANCAR LA CABEZA A PATADAS, HIJA DE PUTA.



Colgó.


Me pasé otra media hora llamándola constantemente, sin hablar. Al final, apagó el móvil.


Llamo a la operadora. Después de hablar con un agente, (extranjero también, pero muy amable) me informa de que han hecho varias llamadas hasta que recibieron la nuestra solicitando el bloqueo de la tarjeta.


Tres llamadas a Rumanía.


Casi quince euros de gasto.


Me cago en sus putos muertos a caballo. Y en toda su puta familia y descendencia. Hijos de puta.



Luego vienen lastimerando una limosna. Luego piden caridad por la calle, en las parroquias, en los comedores sociales, en el INEM.

Vienen pidiendo, exigiendo confianza para que les dejes trabajar en tus casas, en tus negocios, con tu gente, con tu familia, con tus seres queridos. Y si pueden, te la clavan. Y delinquen. Y joden. Y encima se ponen chulos. Y matan. Y piden respeto.

Te plantean un dilema moral, intentan tocarte la fibra, mientras algunos (sé que no todos, lo sé) te tocan los cojones con una delincuencia sobrada, violenta en algunos casos, injustificada en todos.



Me dan ganas de pillar a uno, y decirle el monólogo de Vinnie Jones ("Dientes de Plata") en Snatch: (ya se que parezco un flipado, pero el cabreo, a día de hoy, sigue siendo monumental)



"Bueno, ya veo que tu eres la gran polla y esos que tienes a los lados son tus pelotas. Hay dos tipos de pelotas: pelotas grandes de valiente y pelotas pequeñitas de maricón.
Las pollas tienen instinto y visión clara, pero no son listas. Cuando huelen un conejito, quieren entrar en acción, y tú que creías que habías olido un buen conejito, te has traído a tus dos pelotitas de maricón para que también se unan a la fiesta. Pero te has confundido de fiesta. Aquí no hay conejito, sólo unas purgaciones que te harán ser mujer. Como polla ya empiezas a tener dudas, empiezas a arrugarte, y tus dos pelotitas también se arrugan. Y el hecho de que tengas la palabra REPLICA escrito en tu pistola, junto al hecho de que yo tenga DESERT EAGLE .50 escrito en la mía, debería precipitar el encogimiento de tus pelotas y de tu presencia. Y ahora ... a la mierda."



Siento la crudeza. Pero no siento lo que me hacen sentir.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Rocco:

Si aún guardas la caja del móvil, lo cual es probable puesto que estaba nuevecito, sólo tienes que apuntar un número llamado IMEI que consta en una pegatina en esa caja y llamar al operador solicitando que den de baja el móvil por robo. De esta manera lo podrán usar como pisapapeles: le metan la SIM que le metan no funcionará.

saludetes
GonzaloSR

Zero dijo...

Odio este maldito pais y a su maldita gente, a mi me han pasado ya muchas cosas injustas pero no se puede hacer nada, por eso este maldito pais esta como esta.