Quiero comenzar mi "retonno" cumpliendo con una tarea atrasada que no debo demorar más: dedicarle a Nicolás, un joven habitante de este mundo que aun no ha cumplido ni un mes, y a su papá, que sé que nos lee, una entrada fruto de la reflexión que me produjo precisamente su llegada.
Su nacimiento me recordó las veces que he tenido oportunidad de asistir al emocionante momento del nacimiento de mis propios hijos, y ver con mis ojos cómo se estrena un cuerpo humano; como empieza a funcionar el sistema respiratorio, el aparato digestivo... etc. No profundizaré mucho en esto porque alguno, mas que encontrarlo fascinante, le parecerá asqueroso.
El hecho es que cuando he asistido a ese momento en el que una vida se enciende, no he podido evitar pensar en quién asistirá al momento en que esa misma vida se apague... se que puede resultar algo chungo pensar en eso precisamente en ese momento, pero juro que no es voluntario, y creo que en el fondo nacer y morir tienen entre si mucho más en común de lo que aparenta. Cuando estoy en esas me gusta imaginar que el escenario será más o menos el mismo: una habitación de hospital. Y que los ojos; sus ojos, serán los mismos, pero los párpados estarán llenos de mil arrugas y la piel seca, seca, de haber exprimido hasta la última gota de una larga vida... y que el rostro será tan plácido como el del bebé recién nacido que descansa satisfecho después del esfuerzo de haber nacido, que su rostro será el de quién descansa satisfecho después del esfuerzo de haber vivido una vida de provecho. En cualquier caso, siempre he deseado que los ojos que vean morir a mis hijos, a parte de no ser los míos, les quieran tanto como los que le vieron nacer...
Ese mismo deseo, si se me permite, quisiera dirigirlo al joven Nicolás.
5 comentarios:
Es realmente impresionante una nueva vida, no puedes ni imaginarte lo que siente una mujer estando embarazada.
En mi caso doblemente embarazada jajajaja más bien ocupada, invadida....que me voy del tema ¡¡es increible!!
Espero que a la hora de acabar su vida, mis hijos se encuentren rodeados de tanto amor como cuando vinieron a ella.
Muy emotivo el deseo, aunque por desgracia vemos que a muchos ancianos, que mueren en residencias desamparados y sin calor humano, no se les cumple para nada.
Por supuesto, un brindis por Nicolás y otro por sus progenitores, lectores ocasionales de las cosas que colgamos...
La verdad nunca se me hubiera ocurrido pensar que a un padre le pudiera preocupar el hecho de que sus hijos vayan a morir rodeados o no de cariño.
No es que me preocupe, Aprendiz. Es simplemente algo que me viene a la cabeza en ese momento... Me imagino que tiene que ver con pensar en toda la vida que le queda por delante a ese recién nacido; desde el principio al que acabo de asistir, hasta el final al que si Dios quiere no asistiré...
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