lunes, 18 de octubre de 2010

DECIBELIOS


Como comenté anteriormente he cambiado de casa, de hogar, y con ello también de lecho, ya que la casa venía amueblada.

Generalmente cuando uno está con el propietario y pide que le aclara determinadas características del vecindario, lo que uno suele preguntar es, veladamente, si los propietarios de los otros pisos colindantes son jóvenes (o jóbenas), si hay pisos de estudiantes, si tienen niños pequeños, etc. De esa manera uno se hace un mapa social y sonoro del edificio (como ven he estado de alquiler en varios sitios y me conozco el tema).

Pero esta vez me he encontrado con una realidad que hasta ahora nunca me había acontecido. Todas las noches, noche tras noche, me acuerdo del vecino que duerme pared con pared conmigo: ronca. Y cómo ronca. Es tiranosáurico. Apoteósico. Apocalíptico. Sobrenatural. Ensordecedor. Si fuera descubierto por alguien como Tarantino haría una película sólo con él. Es otro nivel. No debe ser de este planeta. Ni de esta dimensión...

Noche tras noche con el serrucho, dale que te pego. Por la mañana me le suelo encontrar en el ascensor. Es un señor de unos sesenta años, entrañable, algo abuele ya. Pero por la noche se transforma, compitiendo consigo mismo en brutalidad decibélica, convirtiendo las ondas sonoras en descomunales taladros y mazos que intimidan la paz y el reposo necesarios a esas horas . Y yo estoy al otro lado de la pared, almohada con almohada, separado por poco más de (reconozcámoslo) 20 cm físicos. Durmiendo al lado de un completo desconocido que día a día, noche a noche, va torturando lenta, pausadamente, mis sueños, hasta convertirlos en pesadillas.

9 comentarios:

Al Neri dijo...

Jajajaja, deberían haberle advertido de esta bestia roncadora al enumerarle las características socio-sonoras del vecindario.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Difícil solución veo salvo unos tapones.

Cuando vivía en casa de mis padres, estaba rodeado. El vecino de arriba, un chavalín unos años más joven que yo, y creo que un tanto deficiente, era aficionado a hacer taladros, poner rock duro y pegar saltos y, de vez en cuando, hacer rebotar sobre el suelo un dado o algo parecido.

La vecina de al lado, a la que yo llamaba Cruella, se pasaba el día chillando como una loca a sus hijos que, por cierto, se habían inmunizado a esos terribles gritos y no la hacían caso. Dejé de poner el despertador pues ella, puntualmente a las 8.15, se ponía a despertar a sus hijos chillando como una loca: "¡¡¡Mario, Jesús, despertad!!!".

Y el vejete divorciado de abajo era aficionado a poner El Larguero y la tele a las 00.30 horas a todo volumen pues estaba casi sordo. Yo golpeaba el suelo con un tomo de enciclopedia y casi nunca hacía caso. Llegué a bajar varias veces con mi hermano a decirle que bajara el volumen (inaguantable en el rellano de la escalera), le escribí cartas, le regalé unos cascos... Nada, silencio durante dos meses y luego otra vez. Sólo paró cuando le dije que iba a perder la paciencia y a llamar a los municipales. Según me han dicho, todavía debe tener alguna noche ruidosa hasta las 3.00 horas. Menos mal que ya no vivo allí.

Ahora, mis vecinos tienen bebés y alguna vez los oigo llorar o balbucear. Pero me da igual, me encantan los niños.

Chirly dijo...

...Hasta que tenga alguno, Sr. Subdire... je, je, je.

Anónimo dijo...

Ojalá fuese una manada de niños llorones lo que tengo yo por vecinos, sería maravilloso!!! pero no... umm, umm...

Solo tengo dos, uno a la izquierda y otro a la derecha. El de la derecha ni mú!!! pero qué podría contárles del kinki que tengo a mi derecha.

- Juega al billar y al futbolín con sus amigos kinkis hasta altas horas de la madrugada en un espacio completamente ausente de tabiques (por lo que retumban su casa y la mia al unísono).

- Sus amigos kinkis pueden aparecer a cualquier hora de la noche en procesión con el tunnig a toda pastilla, tocando el claxon y aporreando uno de esos timbres ruidosos que todo el mundo escucha en un 1Km. a la redonda menos él, por supuesto.

- Como tiene "pasta", las prostitutas se las trae a casa de dos en dos, no podría explicarles los detalles...

- Sobre las 7:30 y despues de haber sufrido (nosotros claro) una noche de perros, comienzan a salir: sus amigos los kinkis, las prostitutas en pelotas (porque les hace mucha gracia robarles la ropa y lanzar sus tacones por encima del muro), y luego él.

- Eleva su ruidosa persiana (que haber si engrasa de una puñetera vez).

- Y por último calienta durante al menos 10 min. el motor de su puto Hammer antes de salir.

- Y para colmo, los martes viene la "chacha" me pone a la Pantoja a toda pastilla y se pasa la mañana berreando coplas.

Diso mio!!! que dia es hoy???

VENDO CASA BARATA, VISTAS AL MAR, MU GRANDE, ZONA AJARDINADA... que digo... la cambio por cualquier otra en LOS MONEGROS!!!

Anónimo dijo...

Perdón, nunca me he extendido tanto...

Anónimo dijo...

Lo siento.
Yo tuve que convivir con unos ronquidos inaguantables durante años, hasta que a mi padre lo operaron de nariz y garganta. Es horrible pero no te queda otra que aguantar y perdonar....es un padre.

Pero al que no perdoné fué a un "vecino" de habitación de hotel, la primera noche llegamos mi amiga y yo agotadas del viaje y el trabajo, nos vamos a dormir y al rato comenzamos a oir lo que de primeras nos pareció un jabalí furioso en el pasillo. Cuando descrubrimos el origen del ruido nos pasamos toda la noche dando golpes en la pared medianera con el magnifico resultado de manos doloridas, cabezas doloridas y sueño reparador...el del vecino claro porque nosotras no pegamos ojo.
Tengo que decir que a la mañana siguiente coincidimos con él buen señor desayunando y un aire si tenía a jabalí.

Al Neri dijo...

A mí no me suelen molestar los ruidos nocturnos, la verdad. Me quedo rápido dormido y tengo el sueño bastante profundo.

Me he mondado con los comentarios del Subdire y de Perroviejo.

ignatus dijo...

Pues sí. Como dice el Subdirector, unos tapones (hay de muchos tipos, yo uso los de espuma de las farmacias).

Pero también puede redistribuir la habitación, cambiar los muebles, y poner el cabecero de su cama en otra pared.

También puedes comprarte una radio y aficionarte a escuchar El Larguero.

O introducirte un palillo chino en los oídos hasta perforar de gravedad tus tímpanos.

O lo mismo con el tímpano del vecino, pero rompiendo ambos tímpanos a través de un único oído.

O hacerte amigo de los kinki-vecinos de Nagore y volver a casa a las 7.30

O bien...

Anónimo dijo...

Voy a rasgar un poco mi misterioso encanto... parece ser que ronco... y lo que es peor que hago ruido con los dientes (de hecho he de dormir con una férula para no destrozarlos).

La forma en que lo descubrí me llenó de pesar. Durante una época dormí con dos compañeras de habitación... una noche me despertó una que estaba haciendo uns ruidos de lo más raros. Pensé que era medio sonámbula la criatura. Lo mismo me paso 3 o 4 veces más y un día sin ya no poder más le pregunté y me dijo que el ruidito era para que menda lerenda dejase de roncar... aquello además de humillante, fue doloroso... ¿cuántas personas habrían sufrido mis ronquios? Luego me daba vergüenza dormir con nadie... es más dormirían mis vecinos de habitación.

Luego otras personas me dijeron que si hacía ruido, pero muy poco y que no era nada molesto... no sé si es muy o poco molesto, pero muchas veces he dormido con gente y siempre es la misma cantinela:" oye que si hago ruido me despiertes... oye, te he despertado por la noche... ¡qué humillación m, madre mía!