jueves, 21 de octubre de 2010

UN ENORME Y BAJITO VEHÍCULO ROJO


Todos ustedes conocen mi querencia por los vehículos Ferrari (y los Aston Martin, y los Maserati, y los Lamborghini, y...). No obstante ayer fui testigo de lo realmente difícil que es tener un coche de esos y lucirlo por una ciudad sin que la gente te acabe llamando... llamando... lamando...

Iba yo con mi utilitario por la ciudad del Turia a eso de las 19:00 por la vía que recorre paralela el antiguo cauce y actualmente han edificado la "Ciudad de las Artes y las Ciencias". En Valladolid sería algo así como el Paseo Zorrilla, sólo que las vías son aun más estrechas. Había tráfico intenso de oficinistas que salían del trabajo, y eso hacía algo agobiante el tránsito. No obstante, de repente noté un apelotonamiento delate de mí. Los coches hacían cabriolas para adelantar a un sujeto que estaba ocupando dos carriles con un enorme y bajito vehículo rojo, que por lo demás, hacía mucho ruido con el motor, pero que no pasaba de los 30 Km/h.

Esta escena me retrotrajo a una plácida conversación veraniega y nocturna, en compañía de dos jarras de cerveza, que mantuve hace no muchos años con el Sr. Rocco, en la cual nos imaginábamos como parodia la situación en la que un ufano poseedor de un enorme y bajito vehículo rojo paseaba con él por el Paseo Zorrilla. Nos lo imaginábamos reventando el radiador a causa del calentamiento del motor, o con los retrovisores destrozados, a causa de las manillas de las motos que además le rayaban "involuntariamente" las puertas, o impidiendo el paso al autobús municipal, ya que no podía limitar su anchura a un sólo carril, o acelerando de 0 a 100 en cerocoma, para vover de 100 a 0 en cerocomauno en el siguiente semáforo.

Ayer tuve esa parodia pero en la realidad, porque el individuo estaba montando un lío del patín con su enorme y bajito vehículo rojo. La gente que pasaba a mi lado, estando yo detrás de él, no miraba el coche con admiración precisamente, sino más bien con el ceño fruncido y la cara larga (también pudiera estar relaciondo con la crisis). Es más, en un semáforo en rojo tuve oportunidad de cazar al vuelo (con la ventanilla bajada) el comentario de dos motoristas que se me pusieron al lado (dos scooter que como buenos ciudadanos esperaron en su lugar en vez de serpentear entre los coches): "Joder, qué monstruo, cómo se le ocurre traerlo por aquí, estos coches son para circuito, no para ciudad, y menos aquí a estas horas", "Bah, debe ser de fuera, irá a un hotel", "Pues no me imagino haciendo turismo con ese bicho, debe ser incómodo de coj..." Se puso el semáforo en verde y se fueron...

Pues eso...

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