Hace unos años mi señora y yo nos compramos una casa en el centro de Valladolid. Se trata de un piso amplio en un edificio construido con más oportunidad que gusto a mediados de los años cincuenta. En él había vivido de alquiler una familia durante los últimos treinta años, y de los originales dueños sólo quedaban sus hijos, de los cuales ninguno vivía en la ciudad -ni siquiera en España- y ninguno bajaba de los sesenta años de edad en el momento en el que decidieron quitarse de encima la propiedad.
El piso venía con un trastero situado en la planta baja al que se accede mediante un largo, sucio y húmedo pasillo lleno de puertas desvencijadas de otros trasteros. Está iluminado por una sola bombilla situada a una increíble altura ya que estos trasteros son tan altos como los locales de la planta baja (calculo que unos tres metros y medio o cuatro). Mi trastero es grandote porque está al final del pasillo y suma a la longitud normal de todos los trasteros mas la propia anchura del pasillo, y tiene una balda hecha de obra con una importante profundidad que está como dos metros de altura.
Cuando visitamos el trastero por primera vez (tiempo después de ocupar la casa) nos asombró ver que aquello estaba lleno de maletas viejísimas que pesaban un quintal, cajas cubiertas de un polvo negro y muy denso, trastos de todo tipo y un enorme baúl de madera situado en lo alto de la balda. Nos pusimos en contacto con los anteriores dueños para advertísrselo, pero dada su edad y su situación, ninguno puso el más mínimo interés en venir a por aquello que, además, no sabían si era de ellos, de sus padres, o de la familia que había vivido allí todos esos años. Pasados los meses insistimos, diciéndoles que nos desaríamos de todo ello, ya que pensábamos utilizarlo. - vale, vale... tiradlo si queréis-, nos dijeron. Y dieron rienda suelta a mi vena de arqueólogo doméstico. Nada me excita más -en ese sentido no, cochinooootes- que bucear entre trastos viejos, tocar cosas que reposan desde hace décadas y tratar de imaginar qué manos fueron las que tocaron aquello por última vez...
De aquella encontré un buen puñado de cosas que me vi incapaz de tirar, así que las volví a meter en cajas nuevas y limpias y las volví a guardar. Aunque las más curiosas disfrutan de una segunda vida formando parte de la decoración o el mobiliario de ésta casa; como el galán en el que cuelgo mis pantalones todas las noches, o la caja de "Galletas Fontaneda" del año cachipún (año arriba, año abajo) que adorna cierto hueco de mi cocina. Pero con el enorme baúl no me atreví... hasta éste domingo.
De la anterior andanada ha pasado ya tanto tiempo que no me hace ilusión compartirlo con los bocazas que leéis ésto. Pero de ésta última, por estar mas fresca, si.
Primera entrega: El horario de trenes de Madrid a todos los destinos del norte. Por ejemplo: de Valladolid a Santander: salías a la cómoda hora de las 3,43 de la mañana y llegabas a las 20,15 del día siguiente. ¡Olé!
Pero lo que mola es la fecha; la del título del éste post ¿Quién le iba a decir al impresor de "La Gráfica" en la Rua Oscura - si, la callejuela lateral de la Vera Cruz- lo que iba a pasar a lo largo del veranito de marras? ¿Es por ese motivo por el que el amarillento papelucho ha aguantado 74 años dando tumbos de aquí para allá junto con otros papelotes aparentemente sin ninguna relación? no lo sé, pero mola.
12 comentarios:
Muy curioso. Yo colecciono cosas así, sobre todo de la II República y de la Guerra y sobre todo cosas políticas (carnets de partidos, octavillas, pasquines, folletos...)
Buena imagen, sr. Chirly. anda que no habra encontrado trastos uste en esas mazmorras que usa como trastero...
Vaya, que curioso.
Tengo un amigo que por su profesión recupera a veces muchas cosas antiguas, tiene un arcón con un montón. Por ejemplo, y esto igual le gustaba al Sr.Neri, encontró una especie de cartillas militares del año de la cantimplora. Tengo que preguntarle el año.
Yo lo que guardo con más cariño es el carnet de Falange de mi abuelo, que se afilió justo el día del acto del Teatro Calderón el 4 de marzo del 34.
Tiene usted una joya para cualquier coleccionista ferroviario Chirly.
Yo me encontré un dia una caja chorchetes del año 38 en el rastro con un cupón en el reverso para un sorteo de Navidad del 38. No sé si estaré a tiempo de mandarlo por si me toca algo...
Por cierto señor Neri, le encantaría a usted mi casa... tengo un "pepino" de la guerra que no consigo ubicar en ninguna parte. Lo he puesto junto a la tele, detrás de la puerta por si viene alguien... entre eso y alguna cosita más... quien entra en mi casa, enseguida sabe donde está.
Lo del pepino me parece muy sugerente...
Nada fálico señor Neri, bateria antiaérea cal.40mm. L70, me falta el cañón ;
Comparto la opinión del Sr. Lampone: menudas mazmorras debe tener usted en su casa. Como comience a cavar seguro que da con restos de algo (humanos o arqueológicos, quien sabe...)
Neri: Yo soy incapaz de deshacerme de estas cosas, las considero verdaderos tesssssorosss. Entre los libros y papelotes hallados hay un libro escolar de Formación del Espiritu Nacional, editado en 1954 por la Falange. Contiene perlas que merecen algún que otro post. Ya iré poniendo, ya...
Rocco y Boooz: La próxima vez que la ocasión lo permita no duden en recordarme que les enseñe las mazmorras de mi casa...
Mariam: envidio a tu amigo. A mi me encantan los sitios (fábricas, casas...) abandonados. Hace tiempo entré en una fábrica que llevaba quince años abandonada pero parecía que la habían evacuado precipitadamente el día antes: la cadena de montaje llena de producto cubierto de polvo, los camiones y las traspaletas a medio cargar, los almacenes llenos, las oficinas hasta arriba de papelotes; facturas, nóminas ¡todo! estaba todo como si fueran a volver en cualquier momento, pero cubierto por quince años de polvo ¡alucinante!
Nagore: yo no suelto este papelito ni loco (bueno si me dan un millón de leuracos o asín, igual me hago más desprendido...).
Neri y Nagore: ¡Repórtense, coño!
Chirly, estúdiese bien el manual, a ver si se le quita ese ramalazo liberalorro que le sale algunas veces ;-)
Pordiossssssssssssss... que yo le iba a decir que se lo cambiaba por una Nancy :S
A mi me pierden las cosas antiguas... antiguas, no viejas.
Tengo varias postales de comienzos del s:XX y algún libro de la misma época. Aunque no es coleccionismo, lo mío. Sólo tengo las que me gustan. No quiero coleccionar por coleccionar.
Aunque los verdaderos tesoros que poseo son las fotos de mi abuela siendo niña con mi bisabuela y una de mi abuela con sus hermanos y mi tatarabuela.
Publicar un comentario