viernes, 23 de octubre de 2009

CHANDAL FURSIA



Que nadie busque sentidos ocultos a la foto (la elegí por lo simpático de la imagen) ¿Qué fue de ese chándal rosafursia eléctrico metálico que tanto distrajo nuestros ojos en los años ochenta, que tantos días de gloria aportó a las grises calles de nuestras ciudades?

A día de hoy creo que este concepto es toda una provocación estética, sobre todo si lo aderezamos con el inconfundible pelo cardado y teñido a mechas, el chicle (de pooompa fresa, claro), y, por qué no, los incombustibles tacones a falta de una nike blancas; todo preparado para montar en un descapotable pequeño e ir a comprar el pan en un badulaque tipo Apu. Volveremos a él, y si no, al tiempo, ¿o no?

4 comentarios:

Rocco Lampone dijo...

Ahh, el chandal fursia, que llevaban algunas que además se pintaban la cara como una cebra...

Ese ruido que hacía al andar (ffrrrrppp, ffrrrrrrpp),

Ese deslumbramiento cuando caían encima los faros de un coche...

(no sabíamos su debilidad por los perros)

Chirly dijo...

El descapotable pequeño, no lo ha queriido decir, es por supuesto el Golf blanco que aquí a llevado todo perro pichichi (nunca mejor dicho).

Yo guardo para mi esa imagen imborrable de Rocío Jurado con el chandal con hombreras y los tacones. ¿pero cómo pudo llegar tan lejos una prenda tan cutre? o debería decir ¿pero como pudo llegar tan lejos la cutrería de esa señora?

En fin, por mucho que nuestros cincuentones progres de hoy reveindiquen los "felices" ochenta para mi siempre será una década para el olvido; más cutre que otra cosa.

Anónimo dijo...

Con mi chandal y mis tacones, arreglá pero informal..

Al Neri dijo...

Recuerdo bien esos chándals, que los había en azul celeste y en amarillo limón. Eran terribles, pero marcaban mucho el busto femenino y eso era lo bueno.